Texto: Eduardo Delgado.
Fue un encuentro sencillo, casi sin mucho anuncio en la misa dominical del 24 de junio de 2012 después de concluida la celebración, algo se sabía pero no había grandes expectativas, casi nadie conocía qué tema se trataría en una reunión infrecuente entre educadores y mujeres católicas, qué podrían tener de común dos grupos cuyos objetivos son bien diferentes en la concepción de animación laical, error total, el encuentro versó sobre el perdón y la reconciliación, a su vez un tema recibido por la animadora del grupo de mujeres en un encuentro nacional de comunicadores católicos; con su dúctil y magisterial forma de decir Mabel Rodríguez Venegas condujo al auditorio a un debate reflexivo sobre algo que atañe a todos: "El hecho de ser imagen y semejanza de Dios significa que todo mal es, en esencia, una auto agresión. Bajo esta perspectiva, el perdón y la reconciliación con el mal recibido es el único modo funcional de encontrarnos con nuestra propia esencia, con quienes somos en realidad" entonces, preguntó: ¿por qué es importante perdonar?, a la par que poco a poco se iba demostrando a través de ejemplos tomados, tanto de la vida diaria como del contexto educativo, la necesidad de la reconciliación porque "Reconciliarnos significa ser capaces de "a pesar de lo ocurrido", valorar al otro, reconocer su dignidad de ser humano y su condición de hermano. Y desde ahí, hacer un camino común".
Encuentro como estos, entre las diferentes pastorales y grupos de animación, deberían ser más frecuentes porque, bien pensados, pueden contribuir a la formación del laicado y a la identificación con las distintas maneras de hacer dentro de la Iglesia y de esta forma evitar que algún animador o grupo se sienta que es un Robinson Crusoe, ya el Padre Juan Pozuelo lo decía en el taller "Los laicos en la Iglesia" del pasado 23 de junio "… una de las razones …para que los laicos despierten de su sueño es el hecho de que tienen que irse preparando para cuando dentro de muy poco sean los que carguen con el principal peso de la Iglesia y en concreto con la siempre presente tarea de evangelización y santificación del pueblo de Dios…" sea este uno de los primeros pasos para tan visionario empeño.
Los aplausos espontáneos de los presentes al final de la exposición de Mabel, que se extendió por espacio de una hora en el salón parroquial de la Catedral, fue la mejor evaluación de cuán importante había sido dedicar ese tiempo a la meditación que convocaba el tema, así de simple transcurrió el encuentro que muchos propusieron se extendiera a toda la comunidad. Las palabras de Ángela Assef fueron el resumen: ¿Cómo acercarnos a comulgar, si no hemos sido capaces de perdonar o antes haber recibido el perdón por nuestros pecados?
Te veo‼‼
"Señor,… no sólo te acuerdes del sufrimiento que nos han infligido; acuérdate de los frutos que hemos dado gracias a este sufrimiento…"
