sábado, 8 de septiembre de 2012

ALOCUCIÓN RADIAL CON MOTIVO DE LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD 2012

ALOCUCIÓN  RADIAL CON MOTIVO DE LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LA  CARIDAD  2012

 

Una vez más nuestro obispo Mario nos tiene un mensaje de fe en ocasión de la fiesta de nuestra patrona la Santísima Virgen de la Caridad, cuya imagen, venerada en El Cobre desde hace 400 años, ha acompañado a nuestro pueblo a lo largo de su historia.                                  (Virgencita del Cobre)

                                                                  

Estimados radioescuchas de nuestra emisora provincial Radio Surco:

Hace ya medio año el Papa Benedicto XVI en un gesto excepcional de aprecio por nuestra Iglesia en Cuba y por nuestro pueblo cubano, quiso estar junto a nosotros como peregrino de la Caridad para visitar el Santuario Basílica del Cobre. 

El Papa no solo vino a compartir el gran amor que nuestro pueblo tiene a la Caridad del Cobre, sino de manera especial, por su misión de pastor de la Iglesia universal, a recordarnos lo que en su libro entrevista "Luz del mundo", él había expresado:

 

Nuestra gran tarea ahora consiste, ante todo, en sacar nuevamente a la luz la prioridad de Dios. Hoy lo importante es que se vea de nuevo que Dios existe, que Dios nos incumbe y que Él nos responde. Y que, a la inversa, si Dios desaparece, por más ilustradas que sean todas las demás cosas, el hombre pierde su dignidad y su auténtica humanidad, con lo cual se derrumba lo esencial.

 

Con el peregrinar de la imagen de la Virgen a lo largo de la Isla y con la celebración de este Año Jubilar, nos hemos propuesto ayudar a nuestro pueblo a tomar conciencia de que con Dios todo y sin Dios nada.

                                                              (Música: "todo contigo, sin ti nada soy")

 

El cristianismo, que heredamos de los españoles, es la religión que cree que Jesús, el Hijo de María la Virgen, es Dios y por esa razón nuestro amor a la Virgen se manifiesta haciendo lo que Él nos dice. El amor a la Virgen no es un fin, sino un medio para llegar al amor de su Hijo a quien confesamos como Señor y Salvador. Seguir a Jesús es hallar la verdad sobre Dios y sobre el hombre. Jesús nos ayuda a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime.

 

Durante décadas muchos fuimos educados en una doctrina que propugnaba la muerte de Dios y pretendía crear un hombre nuevo sin Él. Varias de nuestras generaciones aún llevan la marca de esta educación y viven como si Dios no existiera. Sin embargo, paradójicamente, son religiosos, andan buscando algo que satisfaga sus ansias de ser felices y que no encuentran ni en el tener, ni el placer, ni el poder. Son como esas mariposas que atraídas y deslumbradas por la luz queman sus alas en ella. Son devotos sinceros de la Virgen de la Caridad y lo pudimos constatar al paso de su imagen por nuestra provincia, le llevan flores y le hacen promesas, pero al mismo tiempo usan signos satánicos, como la cruz hacia abajo a lo que llaman anticristo, sin saber lo que eso significa. Son víctimas de una cultura materialista, hedonista y relativista, donde Dios es reemplazado por el "Yo".

Dios desaparece y, como decía el Papa:

 

"El hombre pierde su dignidad y su auténtica humanidad". 

 

El mundo no solo enfrenta una crisis global económica, sino también de valores como consecuencia de una crisis espiritual y moral. El materialismo imperante de cualquier signo que sea, va debilitando las fuerzas y los ideales. Todo nos parece relativo, según nuestras conveniencias y gustos. Tenemos miedo al compromiso y eso se manifiesta en la vida familiar, social y religiosa.

En la misa en la plaza de la Revolución el Papa nos decía:

 

"Cuba y el mundo necesitan cambios, pero estos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad".

 

La Virgen de la Caridad se nos presenta como ejemplo y modelo de acogida de la Palabra de Dios que se hizo carne en su seno. Ella creyó y por eso es dichosa. Antes de engendrar en su seno, engendró en su corazón por la fe. Y esa fe de la Virgen fue la que le dio fuerzas para soportar los sufrimientos al ver a su Hijo morir en la cruz, y perdonar a los que por ignorancia, fanatismo y maldad fueron los causantes de tanta crueldad. La fe de la Virgen y su confianza en Dios fueron los que la hicieron esperar, contra toda esperanza, la resurrección de su Hijo.

 

En este año de gracia y de júbilo nos proponemos honrar a la Virgen de la Caridad no solo con las ofrendas de flores y velas, sino con la ofrenda de nuestro corazón, dispuesto siempre a hacer el bien, ayudar al necesitado, consolar al afligido y perdonar al que nos ha ofendido.

Jesús nos compara con un árbol que se conoce por sus frutos. Si es bueno, dará frutos buenos, si es malo dará frutos malos:

 

No puede un árbol bueno dar frutos malos, ni un árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa al fuego. Así que por sus frutos los conocerán.

 

No hemos podido peregrinar al Cobre este año como era nuestra intención, pero lo podemos hacer en nuestros templos cualquier día 8 de este año y así ganar la gracia del jubileo. Oficialmente, el Año Jubilar será clausurado en El Cobre el sábado 5 de enero del próximo año y el siguiente sábado día 12 todas las comunidades de nuestra diócesis peregrinarán a la Catedral.

Y como todos los años expresamos nuestro amor a la Madre Santísima procesionando el día 7 a las 8 de la noche. No olvides llevar una vela con algo que la proteja del aire. Ahora te invito a orar conmigo:

 

Santa María de la Caridad – que viniste como mensajera de paz – flotando sobre el mar.

Tú eres la Madre de todos los cubanos -  A ti acudimos, Santa Madre de Dios –

para rogarte por nuestras familias – por nuestra patria – y por nuestra Iglesia.

Alcánzanos de tu Hijo – la concordia y la unidad.

Que los enfermos – los presos – y todos los que viven angustiados – encuentren en Él – consuelo y fortaleza. -  Bendita tú – entre todas las mujeres – y bendito Jesús – el fruto de tu vientre.

A Él – la gloria y el poder – por los siglos de los siglos – amén.

 

Bendiciones para ustedes y los suyos.                    

                                                                                      (Himno de la Caridad)

 

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