lunes, 21 de marzo de 2011

Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres

Por: Ferriol Grasso González

Primero de Enero, antiguo central Violeta, Ciego de Ávila, domingo 20 de marzo de 2011. Para algunos, un domingo igual a todos, con la única diferencia de una hora de adelanto por el cambio del régimen horario, pero para la comunidad de Violeta tiene algo distinto, algo peculiar, hasta pudiera decirse que trascendental. Se ha llegado al final de días de arduo trabajo, que se remontan más allá del 13 de marzo en que llegara la imagen de María de la Caridad a territorio avileño.

Para los laicos de la cuasi parroquia Violeta – Cunagua, fueron días de fuertes tenciones, de estrés, de fatigas, de dejar para después muchas de los detalles que componen su rutina, para ponerse en función de la misión por cada barrio y poblado de esta zona pastoral. Sin lugar a dudas un verdadero desafío para todos sobre los que recayó la responsabilidad de organizar el trascendental e histórico evento, de la peregrinación de la imagen de la Virgen Mambisa por este territorio.

El reto alcanza mayores dimensiones en la medida en que se conoce de nuestra realidad, la que nos ubica en medio de un evento de este tipo justo cuando por razones de enfermedad el párroco de la comunidad, el Padre Anastasio Calderón, se encuentra fuera del país. Los tarea de los laicos, pues, fue crecerse.

Dignas de recordar en esta mañana de domingo son las palabras de Monseñor Adolfo Rodríguez, pronunciadas en el discurso inaugural del Encuentro Nacional Eclesial Cubano:

"La Iglesia cubana ha puesto en las manos de los laicos las cosas más queridas y más santas; las cosas a las que la Iglesia da el máximo de importancia: les puso en las manos la Eucaristía para que la llevaran a los enfermos; les puso en las manos la Sagrada Escritura para que la leyera en la Asamblea; les puso en las manos las celebraciones de la Palabra para que la presidieran; les puso en las manos la economía de las parroquias para que la administraran".

Pero todo esfuerzo tiene su recompensa y es a esto a lo que se refiere Maria de Lourdes Delgado (Luly) de la comunidad de Violeta cuando comenta que para ella:

"Todo lo que ha vivido durante la visita de la Virgen Peregrina es impresionante e inolvidable: desde ver a los campesinos con sus manos rudas y fuertes de hombres de trabajo, aprender hacer la señal de la crus, hasta ver a un padre llevando a sus dos hijos en un quitrín o araña (especie de coche rustico tirado por un caballo) para que contemplaran la imagen de la Madre del Cielo. Me resulto impactante ver el rostro de hombres y mujeres con la mirada puesta fijamente en la bendita imagen, llenos de esperanza.

A pesar de los tiempos actuales es evidente que el pueblo, espera, confía en la Madre y Patrona de todos los cubanos y me remito a un canto de la Iglesia cuando la define como puente y camino que une al hombre con Dios en abrazo divino… pienso que este acontecimiento marca una nueva etapa en la vida de todos los cubanos".

Yordanis Ríos, un joven de esta comunidad trasmite sus experiencias cuando explica que:

"Desde que empezamos con las misiones por los barrios y pueblos que serian visitados por la imagen de la Virgen, nos percatamos de la sed o necesidad tan grande de Dios que tiene nuestra gente, con la llegada de la imagen se confirmo todo esto, al ver a todas esas personas deseosas de comunicarse con Dios. Estoy seguro que esto es solo el principio, el comienzo del camino, que tenemos que trabajar duro, pero como nos decía el Padre Paquito, el futuro nos pertenece".

Esta cuasi parroquia quiere agradecer, al Padre Juan Pozuelo por su paciencia, a las religiosas establecidas en esta Diócesis, por la ayuda que brindaron y de una forma especial a Mons. Juan García, Arzobispo de Camagüey, durante mucho tiempo sacerdote de esta zona pastoral, por permitir, durante estos días, la presencia entre nosotros de las hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y de las hermanas de la Compañía de María, los sacerdotes Enrique Rodríguez, Carlos Juan, Francisco García (Paquito) y los Diáconos Francisco E. Viñas de Dios y Albio Reyes Dorta. A todos, GRACIAS, y que el Señor les colme de bendiciones por obras como estas.

Es por todo lo vivido que los laicos de estas comunidades pueden decir que "Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres"

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