sábado, 9 de abril de 2011

La Mambisa continúa su recorrido en las zonas rurales de Ciego de Ávila

Texto y Fotos: Eduardo Delgado.

Ciego de Ávila, 8 de abril de 2011 /  En el poblado La Caoba esperábamos el cruce de la comitiva de la Imagen de la Virgen de la Caridad. Durante toda la noche anterior permaneció en vigilia en el poblado de Júcaro donde, según nos comentó la hermana Hortensia, ocho personas estuvieron junto a Ella durante toda la noche y la despedida fue tan cálida y animada como el recibimiento.

Desde que la avistamos nos pusimos en marcha incorporándonos a la caravana al pasar por nuestro lado, rumbo oeste hacia La Ofelia primer poblado visitado en el día de hoy. El recibimiento se había preparado en la parada de guaguas que queda frente al caserío, allí el padre José Manuel García, párroco de la Catedral San Eugenio de la Palma, presidió la celebración, bendijo a los niños, a los enfermos y cuantos así lo pidieron.

Continuamos el recorrido rumbo al sur para llegar a los poblados que se encuentran entre las popularmente conocidas como escuelas en el campo Sangüily 3 y Sangüily 4, allí después de "la 4" se encuentra La Eduviges, caserío de obreros agrícolas del plan viandero "Ruta Invasora". Nos llamó la atención la originalidad con que los hermanos de la comunidad católica tapizaron la tierra rojiza con flores color rosa pálido, bordeando el sendero con cortes de tallos de plátano adornados con banderitas cubanas en sus astas; al final de la senda una capilla muy cubana que alberga la Imagen de la Virgen por espacio de una hora. Lo demás se repite en cada pueblo o comunidad a que llegamos. Los misioneros abrieron un libro para que los lugareños escribieran sus peticiones, luego estas serán depositadas en el Santuario del Cobre como promesas; Eduardo Estenoz es el animador de este grupo misionero que han formado una verdadera comunidad, dinámica y muy participativa.

Los pobladores de La Isidora no quisieron quedarse atrás y prepararon un bello recibimiento. La Imagen es colocada bajo un quitasol al lado de la casa de una hermana de la comunidad cristiana, fiel en la fe al igual que su numerosa familia, y son ellos los que animan toda la celebración.

De ahí partimos definitivamente hacia el poblado de Sangüily, el terraplén de rocoso blanco es muy pedregoso y entorpece la marcha. En medio de las dificultades, todo se alegra de pronto cuando vemos a un grupo de niños en la carreta que regresan a sus casas desde la escuela, algarabía y risas de pequeños porque las hermanas Misioneras de la Caridad y las hermanas Sanchinas se bajaron y les llevaron estampas de la Virgen de la Caridad. Armando, el chofer que conduce la Imagen, también extrema su amor y abre el carro para mostrarles la hermosa imagen de la Virgencita; pocos quedaron en la carreta, frente a nuestra Madre se hizo una oración colectiva y le cantaron. Poco a poco retornan, resulta que muchos de estos niños son hijos de las familias que ya habíamos visitado; pero ellos estaban en la escuela.

Continuamos viaje, nuevamente un alto, ahora son adolescentes que estudian en el IPA Noel Fernández, Sangüily Uno, los que en tropel acuden a la vera del polvoriento terraplén junto con sus profesores y se repite la escena, esta vez se hacen peticiones a la Virgen que le es mostrada, hay asombro en sus rostros y desconocimiento; las Hermanas brevemente explican, muchos no saben hacer la Señal de la Cruz,  pero se incorporan poco a poco a la oración.

Sangüily fue en sus inicios un pueblito muy pintoresco en medio de cañaverales al lado del llamado Batey Viejo, primer asentamiento de campesinos y jornaleros de este lugar; pero a no ser por las primeras casas de placa de esta cooperativa poco queda de su antiguo esplendor e incluso han aparecido otras de techo de zinc al lado de aquellas, el buen trazado de sus calles hoy se prolonga desorganizadamente, y proliferan las casas de madera. Pueblo de grandes  contrastes, edificios multifamiliares a la entrada y al lado de ellos casitas hechas con cuanto material podamos imaginar para construir paredes; un  emblemático Círculo Social, es hoy pálido recuerdo de aquel. En la parte trasera de éste las autoridades locales sugirieron se hiciese la celebración y los misioneros aceptaron, pero resultó estrecho, todos los que acudieron no pudieron entrar y  quedaron fuera de la cerca. Allí el Padre comenta la Palabra de Dios, explica el origen de la veneración a la Virgen de la Caridad en Cuba y realiza las bendiciones como en otros lugares. Mercedes Sardiñas, una misionera de este poblado desde hace muchos años, dice estar asombrada de la respuesta de los vecinos y emocionada cuenta cómo todos a los que pidió ayuda cooperaron, incluido el Jefe del Sector quien amablemente la atendió.

Por la carretera de entrada a Sangüily nos alejamos hacia el norte noroeste buscando el poblado de Caguasal, al cual  accedemos por una maltrecha carretera que dificulta la marcha y hace lento el peregrinar, porque ya el asfalto escasea y los baches se hacen demasiado frecuentes. Se repite la misma escena con la diferencia de que aquí la comunidad está organizada y son ellos los que ayudan en la celebración.

Mons. Mario Mestril, el obispo de Ciego de Ávila, se nos suma y continuó a partir de allí con nosotros. Los misioneros que nos han acompañaron todo el día regresan a Ciego de Ávila y los que desde Camagüey durante tres días nos han acompañado se despidieron aquí. Ha sido una verdadera bendición haberlos visto misionar y enseñarnos a hacerlo con sencillez. Todos vivimos experiencias inolvidables. Ellos y el padre Paquito lograron "romper el hielo" entre las autoridades locales por donde anduvimos, solo acompañados por el amor a Jesús y a la Virgen María. Son incansables, entusiastas, entre ellos casi no se nota la diferencia entre los laicos y los consagrados porque, a fin de cuenta, a todos los consagra la vocación de servicio y el compromiso del auténtico misionero. No hay palabras para despedir a los hermanos camagüeyanos, solo la constancia fotográfica para el recuerdo.

En los caseríos de Las Coloradas y El Crucero de Guayacanes, aledaños a la carretera central hacia el poblado de Guayacanes, las celebraciones se repiten.