sábado, 2 de abril de 2011

Llegó la imagen peregrina a Gaspar.

Texto: Eduardo Delgado. Fotos Frank Molina y Orlando Guevara
Gaspar, Ciego de Ávila, 31 de marzo de 2011. Pueblo  próspero a juzgar  por las construcciones de sus moradores y por la cantidad de cámaras fotográficas y celulares que el visitante  pudo observar  a lo largo de toda la procesión e incluso en la explanada que sirvió  de escenario para la primera parte del recibimiento que los habitantes prepararon  a   la imagen de la  Virgen de la Caridad del Cobre.
La procesión  precedida por el padre Nelson Benítez, sacerdote que atiende el l lugar recorrió la calle principal del poblado, animados por cantos y oraciones a la Virgen María, Madre de Dios , que los cubanos desde los orígenes hemos conocido como Virgen de la Caridad del Cobre, al llegar al paseo ubicado frente a la iglesia, la Virgen fue llevada en andas hasta la plaza de la localidad donde  se le había preparado un estrado con un quitasol a su costado derecho, la gente esperaba impaciente poder ofrecer sus flores, velas y ofrendas a la Patrona de Cuba.
El acto repleto de cubanía, desde la evocación del Padre Nelson  a la figura de Perucho Figueredo,  la interpretación  del Himno de Bayamo y La Bayamesa por la banda de conciertos de  la localidad, los repentistas Walberto Domínguez y Armando, las décimas a la Virgen por  Alejandro Donet y Claudina Hernández, el  Quinteto tradicional  interpretó canciones cubanísimas como la popularizada por El trío Matamoros,  Mi veneración, declamadores y hasta el repentismo   se hizo presente en este multitudinario acto que desbordó las expectativas de los más con servadores.
El llamado del padre a la unidad desde la diversidad, independientemente de los posiciones políticas e ideológicas, se sustenta en su deseo de que la  llegada de la réplica de la Virgen de la Caridad, más conocida como la Virgen Mambisa, sea un encuentro de paz entre todos los hermanos gaspareños.
En un segundo momento el padre invitó a los lugareños a dirigirse  al templo y allí poder cumplir sus deseos, la multitud ávida de un encuentro inusual junto a los creyentes católicos colmaron el lugar que por lo pequeño le era imposible contener a todos  a la vez, felizmente primó la cordura y el padre junto a sus acólitos bendijo  la velas  y  conminó a que disciplinadamente  las ofrecieran a la Virgen , así como las flores y las promesas fueran depositadas en sendas cajas habilitadas al efecto.

Buena parte de la noche, animada por cantos y una multitud que no dejaba  el templo, propició poco a poco un espacio para la meditación de los que acudían buscando paz , un momento de oración  y el encuentro con la madre de Dios.